viernes, 16 de septiembre de 2011

Rubén Bevilacqua y Virginia Chamorro

Un día hablando con un colega del curro para que me aconsejara sobre que ebook comprarme, empezamos a hablar sobre gustos de lectura y descubrí que también era aficionado a la novela negra. Empezó a hablarme de Vila y Chamorro, personajes de novelas de Lorenzo Silva y me paso los libros, así que me puse a ello y me leí el primero y la verdad es que me gustó, por lo que es una de las sagas de detectives a las que me he enganchado.


La verdad, es que desde el punto de vista de la trama, no son los que más me gustan del género. No se respira el ambiente gris de otras novelas ni los casos se resuelven de una manera ingeniosa de la que has tenido multitud de pistas que se han ido deshilachando poco a poco, bueno pistas siempre hay, pero no es lo principal en la resolución. Son dos guardias civiles de la UCO (Unidad Central Operativa) de Madrid, que están especializados en la investigación de crímenes de difícil solución, por lo que se deben desplazar a lugares distintos en España y relacionarse con sus compañeros de la zona. Intentan investigar hablando con los personajes relacionados con la víctima. Lo que suele ocurrir, es que va apareciendo información que cambia el rumbo de la investigación hasta que se resuelve el caso, y el argumento es el seguimiento de la dicha investigación y cómo actúan los personajes hasta que eso ocurre, interrogando –muchas veces de incógnito- a los personajes que pueden proporcionarles información.

¿Por qué me ha enganchado entonces? Pues son varias razones las que hacen recomendable esta saga. La primera, es que la acción transcurre en España. Esto puede parecer una tontería, pero a mí que me gusta reconocer los lugares de los libros porque ya haya estado o ir posteriormente a alguno de ellos, se trata de crímenes en Mallorca, Guadalajara, La Gomera…  y los sospechosos son los típicos que describen a lo variopinto de la sociedad española, las cosas que te cuenta son cosas que te suenan, anécdotas que reconoces y le da un clima de realismo en las situaciones. Lo segundo, porque da una sensación de verosimilitud el que los casos se resuelvan de manera normal, sin grandes excentricidades que te hagan pensar en cada novela que a estos protagonistas les pasan las cosas más raras. En esto tiene algo de similitud a la novela negra sueca tipo Kurt Wallander en versión española, aunque sin tanto protagonismo en los familiares y amigos de los protagonistas.

Pero por último, lo que hace más recomendable la lectura son los personajes en sí, con los que rápidamente te identificas. Vila, es jefe de Chamorro. Se metió a guardia civil, porque aunque estudió psicología, no encontraba curro, y al final decidió que en algo había que currar, pero no tiene más pretensiones, ni de reconocimiento ni de ascensos. Chamorro, es más joven que Vila, e ingresó en el cuerpo tras haber intentado varias veces aprobar para el ingreso en las escuelas militares para ser oficial y es muy aficionada a la astronomía. Mientras que Vila es un tío extrovertido, con experiencia e intuición, Chamorro es una chica tímida, inteligente y metódica. Hacen un buen equipo y Lorenzo Silva, a través de las novelas, les va haciendo evolucionar en su relación, más formal al principio y de más cercanía a medida que van trabajando juntos. Chamorro va dejando de ser tan tímida, ambos van cogiendo más confianza y su relación va siendo algo más informal.

Hay un punto de cierto morbillo en la relación entre ambos porque se deja entrever que sienten algo de atracción el uno por el otro. Bueno, mejor dicho, en el caso de Vila, no se deja entrever, es bastante evidente. Se pone un poquito cardiaco cada vez que ella se tiene que poner un bikini o un vestido provocativo en una investigación (hay que comprenderlo, ella se da un aire Verónica Lake a y él tiene algo freudiano con esta actriz). Sin embargo, hasta el momento, nada de nada oye, a ver qué pasa en las dos que me quedan por leer de momento, porque esto también empieza a engancharme.

Bueno, si no les conocéis, yo les daría una oportunidad. Ya me contaréis.

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