viernes, 22 de junio de 2012

La Cinta Blanca


La Cinta Blanca (2009) Dirigida por Michael Haneke y protagonizada por Susanne Lotear, Ulrich Tukur, Burghart Klaussner, Josef Bierbichler, y Marisa Growaldt. En original Das weisse Band.

No voy a aprovechar esta película para hacer una disertación sobre el eterno debate entre los que defienden que las cualidades innatas de cada individuo influyen más que la educación en la personalidad o al revés. En cualquier caso, es obvio que la educación influye de manera considerable en los valores de cada generación.

Para muchos esta película de Haneke es la respuesta al espeluznante fenómeno del ascenso del nazismo en alemánia que busca su causa en la educación recibida en la infancia de la generación que lo protagonizó. Yo no creo que Haneke quiera ser tan contundente, ni tampoco que un fenómeno tan aberrante se pueda explicar de una manera tan simple sin contextualizar el fenómeno con todas sus demás causas.

Lo que creo que se nos plantea es mucho más simple y difícil a la vez. Se nos plantea lo que supone una educación basada en los valores de la disciplina, deber, jerarquía… todo ello promovido por una religión con un Dios deshumanizado que consigue transmitir esos valores a través del sentimiento de la culpa. Bueno, pensareis que ya existen muchas películas que han reflejado esto, y que por lo tanto hacerlo no resulta tan difícil… Pero aquí está la genialidad de la cinta. La manera de hacerlo no es con el modelo tradicional de desenlaces y conclusiones, ni de la trama principal, ni de cada una de las tramas secundarias. Simplemente las conclusiones o explicaciones sobran. Están ahí, en cada diálogo, en cada pausa, en cada mirada. En las propias escenas del argumento está su propia conclusión… No es que no esté de acuerdo con quienes la critican por considerarla inacabada o sin resolver, es que creo que se han perdido lo mejor de la película.

Sinceramente, me ha parecido soberbia. Ya iba predispuesto a que así me lo pareciera, pues aunque no le faltan críticas de quien no entiende este tipo de trabajos del Haneke  y le parecen más pretenciosos que otra cosa, la gran mayoría de la crítica la encumbró y recibió numerosos premios en festivales, hasta llegar a ser calificada por la mayoría como la mejor película europea del año.

La manera que tiene el director de provocarnos la angustia, la ansiedad y el desasosiego que generan los acontecimientos y los diálogos entre los personajes es magistral. Para ello se apoya en unas geniales interpretaciones de los protagonistas que dicen más con sus expresiones que con sus diálogos, en una sobresaliente fotografía en blanco y negro y en un detalle curioso pero en mi opinión acertado en la película, la ausencia de banda sonora.

Aunque no me gusta citar en el blog otras opiniones, esta vez no me resisto a citar a Neathara en su opinión sobre esta obra, pues refleja en pocas palabras casi todo lo que he intentado describir: “Se suele decir de Haneke que es un cirujano que disecciona los males de la sociedad moderna y sin embargo, no hay apreciación más equivocada: ya que un cirujano abre el cuerpo y lo examina para, una vez determinadas las causas del mal, proceder a extirpar la carne corrupta en vías de lograr la curación del paciente. Y sin embargo, lo que se hace en "La cinta blanca" no es una operación. Es una exhumación seguida de una autopsia.” 

Y como he comentado otras veces, lo bueno de este tipo de películas no es solo el disfrutar de ellas, sino el debate posterior… así que, si alguien la ha visto…

sábado, 16 de junio de 2012

El Perfume: historia de un asesino


El Perfume: historia de un asesino (1985) de Patrick Süskind. En original Das Parfum, die Geschichte eines Mörders.

Es muy curioso el sentido del olfato… el abanico de aromas que podemos percibir es inmenso, 50.000, con todas sus combinaciones, infinitamente más grande que las combinaciones cromáticas que podemos ver o las combinaciones de tonos que componen los sonidos que podemos oír… La memoria para los olores también es increíble. Casi cualquier olor percibido queda almacenado y lo reconocemos si se vuelve a dar. Sin embargo este sentido tiene sus peculiaridades. Busca una imagen que hayas visto recientemente (un paisaje, la cara de alguien…) cierra los ojos e intenta recordarla… ¿La ves? Seguro que sí, con mayor o menor grado de exactitud, dependiendo de tu memoria. Ahora piensa en algo que hayas olido recientemente. Tápate la nariz y concéntrate ¿Lo hueles? Eso ya cuesta más ¿verdad? Sin embargo, cuando vuelvas a oler eso, lo identificarás con mucho mayor grado de exactitud que cualquier imagen o sonido. Es un sentido difícil de evocar, pero con una gran capacidad de almacenamiento en nuestra memoria. Pues bien, a pesar de la riqueza de este sentido… es el sentido menos cultivado y valorado en la cultura occidental. Bueno, vamos al grano, que como siempre, me enrollo y me alejo del tema principal.

Ya sabéis que tengo cierta debilidad por la novela histórica… también que me gustan aquellos libros que tratan de asesinos en serie en los que el autor intenta exponer el punto de vista del asesino… Pues bien, esta novela figuraba entre mis pendientes ya que conjugaba ambos temas y para colmo es un gran best seller y una de las grandes novelas del siglo pasado. Nada, que al final he tenido que leérmela…

La novela está ambientada en el siglo XVIII, en Francia y trata de la historia de un joven que posee una habilidad especial para percibir los olores, hasta el punto de que estos se convierten en el sentido de su vida y su obsesión. Desafortunadamente tiene un problema, y es que el mismo no tiene olor. Una obsesión, un trauma, y la falta de empatía y de capacidad para sentir nada por los demás… dan el perfil habitual de un asesino en serie.

Desde el punto de vista de ambientación histórica, no es nada excepcional. Desde el punto de vista de novela policiaca, a pesar de tratar de un asesino; nada. Vamos, que de policiaca no tiene nada. Desde el punto de vista del tratamiento de las causas y motivaciones de un asesino psicópata, es muy original, pues los parámetros son los mismos que los de otros asesinos en serie, pero aquí las variables de estos parámetros son muy distintas a los habituales…

¿En que es tan destacable entonces esta novela? Pues que dado el argumento, el de un asesino con capacidad excepcional para la percepción de los aromas, el autor se recrea en el detalle de las descripciones de los distintos aromas y esto lo hace con un estilismo literario que me parece muy acertado y que ha hecho de esta novela uno de los éxitos de ventas de las pasadas décadas. Sin duda, estamos acostumbrados a ciertos géneros literarios que se recrean en las descripciones con mayor a menor acierto y que resultan muy atractivos cuando se hace con cierta belleza literaria y aburridos cuando carecen de ella, pero una cosa es hacerlo con descripciones visuales pues el lector puede formarse la imagen de lo que se está describiendo, y otra es hacerlo con descripciones aromáticas y conseguir que esto resulte atractivo, ameno y que se disfrute. Es original y merece la pena experimentarlo.

Como único defecto, en mi opinión, la novela tiene un par de episodios de éxtasis surrealista (uno de ellos el final) que desentonan con el gran acierto que supone en toda la obra el hacer verosímil un argumento tan increíble. En cualquier caso, seguro que los mismos tienen un objeto de metáfora que puede ser acertado y serán destacables en alguna opinión, pero como digo, para mí resultan rupturistas con la línea general.
Al tratarse de una novela muy conocida supongo que más de uno la habréis leído y no se si coincidiréis conmigo, pero me alegro de haberla elegido. Sin duda, he tenido buen olfato…

martes, 12 de junio de 2012

Cabeza Borradora


Cabeza Borradora (1977) Dirigida por David Lynch y protagonizada por Jack Nance. En original Eraserhead.

Bueno, no, no me he ido a ningún lado ni he abandonado esto del blog… pero llevo una racha entre cambios logísticos y temas laborales en que los vocablos de ocio y tiempo libre me parecen conceptos tan inabarcables para mi mente como la materia oscura de la que se compone el universo, en fin, ya vendrán rachas mejores.

Entre tanto despropósito organizativo no he tenido tiempo ni de buscar información de nuevas películas, pero si que he podido volver a ver una que vi hace años y que tenía pendiente de repetir. Cabeza Borradora.

Recuerdo que cuando la vi hace tiempo me quedé con dos sensaciones, la de haber visto una obra de arte y la de no haber entendido muy bien que había visto. Por ello me la dejé en el cajón de las que debía de repetir.

Pues bien, esta vez me ha ocurrido un poco lo mismo. Tengo la sensación de haber sido receptor de una propuesta artística excepcional, pero sigo sin entender muy bien lo que acabo de ver… aunque esta vez eso no me ha preocupado mucho, pues ya era consciente de mi anterior experiencia.

Como suele pasar con muchos directores, la primera película dice mucho de lo que el mismo nos tiene que ofrecer. Normalmente el primer trabajo es algo que se viene rumiando durante años y en el que independientemente de los medios con que se cuenten (generalmente escasos) uno se preocupa menos de la aceptación comercial del producto y más de la oportunidad de ofrecer todo aquello en lo que lleva trabajando durante mucho tiempo y que justifica su necesidad de debut en este arte. Esta no es una excepción y Lynch nos ofrece algo innovador, distinto, excepcional.

Desde mi punto de vista, la historia en sí (la de una pareja que tiene un niño deforme), es una escusa para plasmar sus ideas y ofrecernos su creatividad. La película se ofrece con una puesta en escena que nos recuerda mucho al cine mudo, y no tanto al norteamericano (aunque el protagonista andando nos recuerde a Charlot) sino al alemán. Hay críticos que hablan de influencia del expresionismo alemán y otros en contraste destacan la influencia del realismo alemán. Creo que en realidad no es difícil ver las dos plasmadas en el film, demostrando con maestría como ambas se pueden conjugar. La hipérbole expresionista que nos ofrece Lynch en muchas escenas (la expresividad de los gestos del protagonista es sublime) es acompañada con el realismo que al igual que pasó con el cine alemán, vino de la mano de la inclusión del sonido en el cine. Sin embargo aquí (y eso es otra de las genialidades del film) este realismo en lugar de motivarse en los diálogos, casi inexistentes por otra parte, viene protagonizado por la banda sonora, compuesta de sonidos, chirridos, silbidos, golpes, etc… cruzando la línea siempre entre el realismo sobrecogedor y la exageración desesperante…

Los decorados no escapan a esta influencia en su propuesta, sin embargo, lo más destacable de la película en mi opinión es el manejo de los tiempos. Si lo que pretendéis viendo la película es entender la historia con explicaciones racionales de todo lo que se ve… estos pueden ser desesperantes y posiblemente se os haga una película eterna e insoportable. Si por el contrario aprovecháis los mismos para pensar en lo que se está viendo pero sin intentar analizarlo, los encontrareis adecuados, perfectos y se os hará una película cortísima, a pesar del recreo que pudiera parecer que se fuerza en determinadas escenas a priori intranscendentes.

La película cuenta con metáforas argumentales que difícilmente encontrarán un consenso en su interpretación, pero que en ningún caso provocan la sensación de incoherencia en el producto. Algunos se quejarán de lo grotesco de alguna de las escenas, pero insisto, no es el fin, sino una de las piezas que componen la propuesta, que si bien no es fundamental, si necesaria.

Por finalizar, creo que una vez más no se muy bien que he visto, ni por qué me gusta, pero sí que tengo claro que es una obra de arte, independientemente de que pueda gustar o no.

Es una película muy conocida, imagino que más de uno la habréis visto, ¿Qué opináis?