martes, 13 de agosto de 2013

This is the end

Pues lo que son las cosas... Mi última entrada decía "en nada vuelvo"... y ese en nada se ha prolongado más tiempo del que a mí me hubiera gustado...

Al haber estado todo este tiempo sin poder escribir le he dado vueltas a algunas cosas y finalmente he decidido que ha llegado el momento de poner fin a la andadura de este blog.

No dejo este mundillo, que me entretiene mucho, de hecho continuaré en un nuevo blog, El Insomne Magacín, pero he decidido hacerlo escribiendo de otras cosas, bueno, si tenéis interés, en la primera entrada del mismo lo explico un poco Y esto... ¿Por qué? (No es un truco de marketing para que accedáis, es que me da cosa repetirme...)

El motivo de esta entrada es daros las gracias a todos los que habéis colaborado conmigo en todo este tiempo, ya sea haciéndome recomendaciones de diseño (que yo en mi cabezonería no he seguido mucho), sugerencias, comentarios a las entradas o simplemente dejándoos caer.

Ha sido un placer compartir con vosotros esta idea y este tiempo. Me llevo en la mochila la satisfacción de haberos conocido a algun@ de vosotr@s a través de este medio, sólo por esto, ya ha merecido la pena.

Nos vemos...

martes, 23 de abril de 2013

Irlanda


Irlanda es uno de esos sitios por los que uno tiene predilección. No sabría decir muy bien por qué, ni desde cuando… Pero es así. Siempre me ha interesado su música e historia… Y para mí es un valor añadido el que cualquier película o libro estén ambientados en Irlanda que me hace decantarme por su lectura o visionado en más de una ocasión. Estas predilecciones quizás no son muy racionales, pero tampoco importa, el caso es que a veces se dan y a mi me ocurre con este país.

Irlanda del Norte
Sin embargo, y a pesar de que viajar es uno de mis vicios, hasta ahora no se habían dado las circunstancias necesarias para visitar la isla… En muchos de mis viajes el destino surge fruto de varias coincidencias y no suelo luchar contra ello pues si algo he aprendido es que los resultados de los viajes no siempre coinciden con las expectativas y muchas veces he disfrutado mucho de algunos sitios a los que un mes antes de viajar ni si quiera me había planteado nunca ir.

Pero esta vez sí que se juntaron los astros. Junto con dos amigas viajeras, un mes antes empezamos a planificar un viaje cuyo destino iba a ser Irlanda. Bueno, lo de planificar es un decir… Pues somos un poco iguales en esto… Preferimos la planificación diaria con un aderezo de improvisación que muchas veces da los mejores resultados…

Irlanda no es un país especialmente monumental y aunque tiene costas y valles que merecen la pena tampoco es de los más increíbles en cuanto a naturaleza o parajes… Pero tiene un poco de todo y con el añadido de su música, sus pubs y sobre todo, el carácter irlandés, se convierte en un país muy interesante para el viajero.

El planteamiento para el viaje era simple. Campamento base en Dublín y un coche de alquiler. Lo demás ya iría saliendo. Por cierto, lo de conducir por la izquierda lo llevo bien, no es la primera vez que lo experimento en viajes, lo que ya no llevo tan bien es lo de ir despacito por carreterillas estrechas… Pude comprobar la teoría de que si vas rozando con el coche las paredes del camino puedes acabar con el paragolpes descolgado y la rueda reventada… En fin… Afortunadamente somos un equipo experimentado en boxes y pudimos continuar la carrera.

Dublín, Temple Bar
Dublín me gustó mucho. Por supuesto que a parte de las zonas turísticas no faltó la visita a la fábrica de Guinness o a la de Jameson… Pero lo que más me gustó fue el ambientillo de sus pubs. Normalmente el día acababa por la zona de Temple Bar, con algunas pintas y buena música. Como suele ocurrir muchas veces cuando no buscas algo es cuando más lo encuentras. Algo así me pasó la última noche, en la que buscando algo de cenar, a la vuelta encontré un bar en el que sonaba música y entré a tomar una pinta a ver que tal… Y la verdad es que fue el día que más disfruté de la música… Por Irlanda no trasnochan tanto como nosotros y normalmente la música acaba pronto para un noctámbulo como yo, sin embargó en este sitio la cosa se alargó un poco más, y claro, me tuve que involucrar y acabar bailando para bajar las pintas… Supongo que influiría para la fiestecilla el que era el día de la conmemoración del Easter Rising y que el bar era bastante nacionalista.

Por cierto, esto del nacionalismo es algo que llevan con bastante orgullo y se hace patente por todo el país, supongo que es lógico dada su historia reciente. Los que me leéis de vez en cuando sabéis que yo lo de las banderas en general lo llevo bastante regular, pues como he mencionado alguna vez yo a las personas no les miro la denominación de origen sino otros parámetros cualitativos. Pero no voy a hacer ahora debate. Si saco a colación el tema es porque me llamó la atención una conversación que tuve con un joven irlandés. El chaval se conocía toda la historia de España casi mejor que yo… El caso es que yo le escuchaba curioso y cuando le mencioné que mi padre era extremeño me habló de que el castúo no se debía perder y de que los extremeños debían luchar por fomentarlo pues si no perderían su identidad… ¿Cómo narices ha oído hablar un irlandés del castúo si la mitad de los españoles no saben ni lo que es? Me encantan estas conversaciones taberneras y las sorpresas que te pueden deparar…

Las ciudades de Cork o Galway no nos llamaron especialmente la atención. Lo mejor eran sus bares y eso también lo teníamos en Dublín así que no estuvimos mucho. Llegando a Galway me fui fijando en los carteles y constaté que es de las zonas en las que más se usa el gaélico.

Derry
Lo que me impresionó bastante fue todo lo referente a los murales políticos de la historia reciente de Derry y Belfast. No es que no me lo esperara, pues como he dicho me llama la atención la historia de Irlanda y el tema de “the troubles” es algo sobre lo que he leído bastante y dado que hay tanta filmografía al respecto, también he visto bastantes películas ambientadas en aquellos acontecimientos. Pero estar allí, verlo… al final impresiona. En Belfast contratamos un taxi negro para que nos hiciera un recorrido por la zona del conflicto. El taxista, católico, cuando vio que teníamos interés y conocimiento del tema, poco a poco se fue explayando y sacando lo que tenía dentro. La verdad es que se evidenciaba que había tenido un pasado bastante militante y que a pesar de los avances políticos por intentar establecer un marco de convivencia aún hay heridas sin cicatrizar en ambas comunidades que hacen que quede mucho camino por recorrer.

Valle de Glendalough
En cuanto a las zonas que visitamos, fueron varios los pueblecitos y algún que otro castillo. La zona de Connemara, a pesar de que tiene más fama no me resultó muy espectacular, en cambio si que me llamó la atención el valle de Glendalough. Allí sí que tenías la sensación de estar en el escenario medieval de muchas leyendas celtas y avanzabas con la cautela necesaria para no incomodar a ningún duende o no despertar a ningún espíritu errante del bosque… Aunque la zona que más me gustó con diferencia fue la costa de Irlanda del Norte por donde anduvimos un par de días. No es que haya nada insólito que no haya en otros sitios, la calzada del gigante no es tan espectacular como otras formaciones basálticas que he visto en Islandia o La Gomera, y puentes colgantes o castillos elevados hay en varios sitios… Pero encontrar todo esto junto en un paraje de costa natural con acantilados convierten la zona en un paraje con vistas excepcionales.

Castillo de Dunluce
Desgraciadamente también el clima resultó excepcional, ya que se vivió una ola de frio polar que ningún lugareño recordaba en similares fechas. De hecho nos nevó varios días. Cada vez que nos bajábamos del coche y la “suave brisa” polar acariciaba nuestros rostros pensaba en cuando hace años leí novelas sobre los periplos de la conquista antártica y pensaba en que me hubiera gustado ser protagonista… Pues bien, he cambiado de opinión.

Este clima explica que en cuanto a referencias gastronómicas del viaje si de algo puedo hablaros es de sopas. Al menos caían dos al día y es que era lo primero que te apetecía pedir cada vez que entrabas a un sitio, pero poco más puedo decir de ellas, salvo que estaban muy buenas, porque fueron tantas las consumidas que ya ni recuerdo cuales me gustaron más o menos… Lo que sí que recuerdo que me gustó mucho fue el estofado irlandés. Es un estofado de cordero con cebolla y patata y resultó un todo un descubrimiento.

He dejado para el final la referencia a la cerveza… Ciertamente, una guinness o una murphys te la puedes pedir en cualquier país y aunque es verdad que allí la saben servir justa de presión y espuma, también se pueden encontrar algunos pubs por aquí en que saben servirla… Pues bien, a pesar de todo eso, no tiene nada que ver. Ya sé que no es racional y no tiene lógica, pero es así, no es lo mismo. El ambiente, saber donde estás… Se disfruta de manera distinta y como digo hasta te sabe distinta. Puede que sea un romántico para estas cosas, pero así fue.

Bueno, pues hasta aquí la crónica del reportero más dicharachero Barrio Sésamo. Éstas fueron mis impresiones, más o menos, de este último viaje… Os recomiendo el país si disfrutáis de la hospitalidad y del ambiente de un pub al calor de la música mientras degustáis una cerveza, no se me ocurre mejor sitio para ello. Eso sí, mirad antes que no haya otra racha de frio polar de esas si no queréis sentiros como el pobre capitán Scott.

viernes, 22 de marzo de 2013

Los Combates Cotidianos


Los Combates Cotidianos (Cómic, 2003-2008) De Manu Larcenet. En original Le Combat Ordinaire.

Decía Robert Lane que “Una vez cubiertas las necesidades básicas, no es el dinero el factor de aumento de bienestar, sino otros menos evidentes.” Es decir, que el dinero es proporcional a la felicidad pero sólo hasta cubrir las necesidades básicas. A partir de ahí, por mucho que nos empeñemos en querer tener más, el mismo, no nos dará mayor felicidad sino que lo que lo harán serán otros factores menos evidentes. Esto es un pensamiento compartido por la mayoría de científicos y psicólogos.

Ya en 1943, el psicólogo Abraham Maslow formuló la jerarquía de las necesidades humanas (también conocida como pirámide de Maslow). En ella se establecen cinco niveles de necesidades, según la cual, las personas, se centrarán en cubrir las necesidades del nivel que no tiene cubiertas y sólo cuando un nivel de necesidades está cubierto, se establece la necesidad del siguiente nivel. Los primeros niveles están relacionados con las necesidades básicas de subsistencia. Los últimos tienen que ver con el reconocimiento y la autorrealización.

Entendiendo esto se explican algunas estadísticas que pudieran resultar contradictorias en un principio. Por ejemplo, que los porcentajes se suicidios se dan en mucha mayor medida en los países con mejor nivel de vida, que los índices de depresión van en aumento en los países con mejor renta…

¿Qué está pasando? Pues pasa que cuando uno no tiene cubiertos los primeros niveles de necesidades, tiene claro lo que necesita y se centra con todas sus fuerzas en luchar por ello, en luchar por la supervivencia… Sin embargo cuando esas necesidades ya las tiene cubiertas, aspira a cubrir las demás… Pero para necesidades como la autorrealización, no siempre es evidente lo que nos hace falta…

Hoy en día, en los países llamados del primer mundo, no es infrecuente encontrar a gente que dice que no es feliz, que está vacía, que no sabe que hacer con su vida, que tiene que buscar en su interior... De hecho, hay todo un negocio alrededor de ello… Pero esa insatisfacción no es mala en sí. La insatisfacción es solo la consecuencia de no tener cubierta una necesidad y si sirve para reflexionar y tomar decisiones que ayuden a cubrirlas habrán sido una base positiva. El problema es que muy a menudo mucha gente no sabe como cubrirlas y pasa la vida insatisfecha buscando la causa y dando bandazos, por no hablar ya de los que caen víctimas de gente sin escrúpulos que se lucra a cambio de prometer la felicidad o incluso cae en situaciones más complicadas de infelicidad o depresión.

Estas insatisfacciones de los que tenemos la suerte de tener las necesidades básicas cubiertas han de ser sólo la alarma que nos haga reflexionar y abordar cambios en actitudes u objetivos. Son la señal de que nos alejamos de lo que realmente necesitamos e insisto, es bueno que sea así si nos hace reflexionar y adoptar medidas para cubrir nuestras necesidades. Estas insatisfacciones, la búsqueda de sus causas y los medios para cubrirlas, son nuestros combates cotidianos.

Los Combates Cotidianos de Manu Larcenet es un cómic en el que se nos presenta el día a día de Marco, un fotógrafo de guerra con cierto éxito que sin embargo ha perdido la motivación y decide dejar por un tiempo el trabajo para dedicarse a fotografiar otras cosas, aunque no sabe muy bien el qué. Tiene un miedo atroz al compromiso lo que le hace no profundizar en ninguna relación sentimental. Acaba de dejar a su psicoanalista, al que lleva visitando años buscando en el pasado respuestas para un presente que encuentra vacío sin obtener resultados. Sufre ataques de ansiedad que le provocan inseguridad en sí mismo.

En el cómic, se nos presenta como es su relación con sus padres, en la que tiene algo de frustración que no sabe definir, o con su hermano y su cuñada, quizás el único con el que se encuentra a gusto fumándose petas pues le acepta sin cuestionarle. También van surgiendo nuevos personajes, como una veterinaria con la que inicia una relación, un anciano que se encuentra por el campo, los antiguos compañeros de su padre en los astilleros… Todo este conjunto de personajes se interrelaciona con Marco de distinta manera. No hay buenos ni malos, simplemente distintas personas con sus distintas casuísticas. De hecho el cómic no tiene un hilo conductor más que el de las autorreflexiones de Marco. El resto no es más que el retrato de sus combates cotidianos, en los que lucha por superar sus insatisfacciones cuando encuentra las causas o simplemente convive con ellas cuando no lo hace.

La historia no evita entrar en ningún tipo de debate, moral, político, social… pero no hace juicios de valor. Simplemente los argumenta e interpola los distintos puntos de vista ante todos ellos sin definirlos como buenos ni malos, sino explicando, a través de los personajes, el porqué de su existencia.

El dibujo, que a mí me ha enganchado, puede parecer el de una viñeta cómica, pero nada más lejos de la realidad. Aunque no faltan los detalles de humor, es en realidad una novela de gran profundidad con tintes existencialistas. Es increíble como el autor consigue generar tanta reflexión en el lector sin buscar una historia singular o una trama fuera de lo cotidiano. No tiene un principio ni un fin. El cómic empieza en un momento concreto del día a día de Marco no distinto a cualquier otro y finaliza en otro punto, en el que ha salido victorioso de algunos de sus combates, en otros sigue en ello y otros nuevos han surgido.

Esta novela gráfica, compuesta de cuatro tomos, tiene varios premios y ha sido muy alabada por la crítica. Decir que algo merece mucho la pena siempre crea una expectativa que luego suele decepcionar a los demás, pero de verdad, es de lo que más me ha gustado que haya leído últimamente… Aunque tampoco sabría definir muy bien por qué.

A través de los combates cotidianos de Marco, el autor consigue que nos cuestionemos muchas cosas, o si no que nos las cuestionemos, al menos que le demos vueltas a algunas de ellas y quizás, que encontremos alguna pista que nos ayude a superar algunos de nuestros propios combates cotidianos.

viernes, 15 de marzo de 2013

La Ciencia del Sueño


La Ciencia del Sueño (2006) Dirigida por Michel Gondry y protagonizada por Gael García Bernal y Carlotte Gainsbourg. En original La Science des Rêves.

Los que ya habéis leído alguna de mis entradas anteriores ya sabéis que me apasiona el tema de la distinción entre sueños y realidad. Desde Heráclito han sido muchos los filósofos que han sostenido que lo que percibimos como realidad no es tal, sino solo la construcción en nuestra mente de lo que creemos real a través de las percepciones de nuestros sentidos y que como estas percepciones se transforman en “realidad” en nuestro cerebro, todo lo que pensamos que es no tiene por qué ser. En cambio son muchos los que tras Aristóteles, el padre del realismo, afirman que nuestros sentidos describen la realidad tal y como es. Interesante debate.

Yo no es que esté convencido ni de lo uno ni de lo otro, pero reconozco que el realismo me parece más aburrido y me divierte pensar en otras posibilidades, por ello me apasionan ciertos conceptos del idealismo. Me planteo en más de una ocasión lo que decía Descartes (al fin y al cabo, el idealismo es hijo del racionalismo) ”¿Cuántas veces nos ha ocurrido soñar que estábamos aquí mismo haciendo esto, estando en realidad metidos en la cama? ¿No podría ocurrir que algún día descubriéramos que toda nuestra vida, la que creemos tan real y verdadera, no es más que un sueño?”.

Llevando el discurso idealista al extremo, tú que estás leyendo esto, ¿Cómo puedes estar seguro de que los demás existimos? ¿De que todo no es más que una construcción de tu mente? ¿De que no es tu mente lo único que existe de verdad? Y si así fuera… ¿Cabe llamar a todo eso realidad?… más bien no… ¿Sueño?

Alguno pensará que estoy como una regadera por dedicar neuronas a estos temas teniendo en la tele a Falete saltando en trampolín que es mucho más entretenido. Bueno, que no ando muy bien de la azotea es verdad, pero no por esto, sino por otros temas… Al menos eso pienso yo, ya que si ha habido tantos filósofos dándole vueltas al tema y no hay consenso… por algo será… Aunque claro, lo mismo todos esos filósofos no existen y es todo fruto de mi mente… ¡Ya la estoy liando otra vez!

El caso es que me gustan estos temas y me gustó también el director de cine Michel Gondry a quien ya dediqué alguna entrada por aquí (Eternal Sunshine of Spotless Mind), así que era cuestión de tiempo que viera la película La Ciencia del Sueño. Cuánto rollo para justificar una entrada, ¿no?

Pensaba que la película iba a plantear más trascendencia en el problema de la distinción entre sueño y realidad, pero no es el caso. Sin embargo, ha resultado una película que me ha gustado y entretenido mucho por su originalidad y sus detalles.

El protagonista, Stéphane, es un joven creativo con un ligero problema en la distinción entre el sueño y la realidad. En un hilo conductor lineal en lo que pasa por la mente de Stéphane, ya sea sueño o realidad, vemos la historia de su relación con su vecina, de la que se enamora, pero con la que no consigue entablar una relación debido a las trabas que el mismo se pone como excusa por su inseguridad.

La película tiene, muy bien llevados, los rasgos de ese tipo de cine francés (seguro que tiene algún nombre, pero yo lo desconozco) que se caracteriza por cierto naturalismo, la ausencia de conclusión, los detalles visuales como parte del argumento, un romanticismo tierno, y que el protagonismo lo tiene más que la trama, el carácter de sus personajes; simple, utópico, positivista y casi infantil, todo ello en apariencia, pero con una complejidad de fondo para el que quiera leerla. Bueno, por simplificarlo mucho, ese tipo de películas francesas en el que los personajes son tiernos y entrañables, buena gente y que contrastan tanto con el realismo que les rodea. O por simplificarlo aún más, esas películas que te dejan con ternura y optimismo… o algo así.

Es muy original en el planteamiento de mezcla de sueños y realidad y con el simbolismo de los mismos. O con el simbolismo en general, pues las escenas que teóricamente no son sueños están cargadas también de simbolismo. Está claro que este director sabe jugar con estas cosas y ofrecer con todo ello un producto que se puede disfrutar.

Os la recomiendo, no me enrollo más. Yo la he disfrutado mucho y creo que merece la pena. Este Gondry fue todo un descubrimiento…

PD: Puede que sólo exista tu mente y que todo lo que crees que percibes no exista en realidad. En ese caso te felicito por este blog que tu mente ha creado, me resulta bastante entretenido. Pero entonces yo tampoco existo. Te estás creando esta felicitación. Tampoco te pases…

sábado, 9 de marzo de 2013

Ojos de Agua


Ojos de Agua (2006) De Domingo Villar. En original Ollos de auga.

Es un poco imperdonable que siendo tan aficionado a la novela negra no me haya leído aún La Playa de los Ahogados, pero suelo ser una persona bastante tolerante en lo que a mí respecta y me perdono casi todo. Tengo la costumbre de tener una lista de lecturas, películas o series pendientes, que van cayendo poco a poco, y no me preocupa mucho si ésta es muy larga, pues siempre he pensado que no hay que hacer de los hobbies una obligación, que ya tenemos bastantes…

Así que poco a poco, esta lectura ha ido avanzando en la lista de pendientes hasta que le tocó el turno, pero entonces se me encendió la luz de alarma, o a lo mejor no era de alarma, yo que sé, últimamente veo luces, sombras y cosas rasas... yo lo achaqué a que La playa de los ahogados es el segundo caso del inspector Leo Caldas, y un enfermo del método y el orden como yo, no podía adentrarse en la lectura del segundo caso de un inspector sin haber leído antes el primero. Qué le vamos a hacer, uno es así, me lo tengo que mirar algún día. O quizás solo tengo que echarle valentía y probar qué pasa si me salto el orden en estas cosas alguna vez… Quizás no se abra la tierra en dos para engullirnos y no se acabe el mundo por que alguna vez me salte el orden de las sagas de detectives, pero de momento no me he sido tan atrevido y he seguido mi método habitual… Por ello acabo de leerme el primer caso del inspector Leo Caldas, Ojos de Agua.

La verdad es que me ha gustado bastante y creo que este inspector se va a convertir en uno de los asiduos de mis sagas novelescas. El personaje no aporta nada nuevo, mantiene la fidelidad al estereotipo de los protagonistas de la novela negra, experimentado, inteligente, observador, intuitivo, ligeramente amargado, divorciado… Vamos, lo que todos los seguidores esperamos de un buen protagonista de este género.

La trama es bastante buena, guarda todos los ingredientes para mantener el interés del lector, incluido el típico giro final. Quizás se hecha en falta la excesiva casualidad de la evolución en la investigación, por ejemplo, tras un crimen, en lugar de interrogar a los vecinos, que sería lo lógico por si alguien ha visto algo, esto se obvia y el inspector decide investigar a las distribuidoras de formol, esto no tiene mucha lógica pues es un producto bastante accesible para cualquiera, pero qué le vamos a hacer… Resulta que gracias a eso de desenreda todo… en fin, se lo perdonaremos pues es un mal muy común en casi todas las novelas de este tipo, común y seguramente necesario para no aburrir al lector con los devenires lógicos de cualquier investigación que no conducen a nada.

No faltan las chispas de ingenio e incluso de cierto humor negro del autor. En muchos de los casos gracias al personaje Rafael Estévez. Si bien es viejo el recurso de que el personaje principal tenga un acompañante protagonista en las situaciones de cierto humor o desenfado… no es menos cierto que es un recurso muy acertado si se sabe utilizar con habilidad y aquí ocurre así. Estévez es un maño para el que como se describe en la novela “las cosas o son o no son” y ello, su falta de paciencia y su temperamento impulsivo dan para mucho juego con el carácter ambiguo de los gallegos con el que tiene que interactuar.

Teniendo a Vigo como ciudad protagonista, el colorido, el clima, el ambiente… es el ideal para la novela negra. Basta con que el autor haga dos o tres menciones mínimas con respecto al clima o la luz y la imaginación del lector ya hace el resto.

Finalizo diciendo que no faltan las referencias culinarias a los gustos del inspector protagonista. Ya os he dicho que se mantiene fidelidad a los estereotipos del género y en esto el inspector Caldas no podía ser menos. Eso sí, tratándose de un inspector gallego en Vigo, las referencias serán las exquisiteces típicas de tierras gallegas, sólo no recomendables para quienes estén preocupados por su ácido úrico.

Ya os iré comentando mis próximas lecturas del bueno de Caldas.

domingo, 3 de marzo de 2013

Trazo de Tiza


Trazo de Tiza (Cómic, 1992) De Miguelanxo Prado.

Esta novela gráfica es una obra de arte excepcional. Ya las expectativas eran muy altas antes de leerla por todas las buenas críticas y premios que tiene, pero tras su lectura no puedo más que corroborarlo.

En el cómic, Prado nos muestra la historia de cuatro personajes que coinciden en una pequeña isla que parece un trazo de tiza en medio del mar. A pesar del reducido tamaño de la isla (solo tiene una fonda y un faro que no funciona) cada uno de ellos ocupa su espacio, su soledad.

El trazo, el color y la composición de las viñetas, además de ser artísticamente muy buenas, contribuyen a crear un contraste entre unos paisajes teóricamente relajantes y una atmósfera cargada, claustrofóbica…

Este dibujo, unido a unos diálogos que tienen la habilidad de ir desencadenando un clima de tensión a la vez que no encuentras explicación para la misma, y que están llenos de referencias literarias no siempre a simple vista… conforman el puzzle que resulta el cómic… lo mejor del mismo… el conjunto en sí.

Esta atmósfera que se va creando, en donde algo en tu interior te dice que algo no encaja pero no sabes qué atendiendo a los acontecimientos… es una sensación tan lograda… que durante todo el tiempo tendrás la sensación que tiene uno de los protagonistas del cómic cuando dice “La isla es un puzzle en el que las piezas encajan por su forma, pero no componen la imagen lógica esperada”.

Sólo por todo lo descrito ya sería un cómic digno de lectura. En una lectura lineal, entenderíamos la historia desde el punto de vista de Raúl, que llega a la isla perdido en un día de tormenta y se encuentra a la posadera y su hijo junto con Ana, una misteriosa turista que espera a alguien y de quien acaba enamorándose… En esta primera lectura, el cómic ya nos revela todas las sensaciones descritas; angustia, claustrofobia, soledad, tensión… y esa constante de que algo en el conjunto no encaja.

Pero es cuando llegamos al final en que la perspectiva nos cambia… Y entonces, como hice yo y como seguro habrán hecho todos los que hayan leído este cómic… Lo volvemos a leer. Pero ya nuestro protagonista no es Raúl, sino Ana. Nos ponemos en su perspectiva y reparamos en todos esos detalles, compuestos de viñetas y diálogos, que le dan sentido a su historia y en los que antes ni siquiera reparamos…

En el cómic se da uno de los temas recurrentes en muchas de las películas o libros que me gustan. No lo menciono porque sería destripar la historia, aunque supongo que también eso ha influido en que me haya gustado tanto.

Bueno, acabo como empecé… No me extraña la merecida fama que tiene esta obra. Por lo menos a mí, me ha sorprendido mucho y bien, a pesar de tener ya una expectativa muy alta.