miércoles, 9 de noviembre de 2011

Correr

Correr (2010) de Jean Echenoz. En original Courir.

Me acabo de leer este libro que ha resultado una grata sorpresa.

Se trata de la historia de Emil Zátopek “la locomotora humana”. El famoso corredor Checo que sorprendió al mundo batiendo todos los records en carreras de fondo y consiguiendo tres oros olímpicos en 5.000, 10.000 y Maratón en una misma olimpiada.

La novela nos explica como este atleta, que descubrió su habilidad casi por casualidad, se llegó a convertir en una de las personas más admiradas de su tiempo y como no tenía rival a pesar de su estilo nada ortodoxo. Emil corría que parecía que se iba a caer en cada zancada, sin estilo y con una sensación de esfuerzo en su rostro que no reflejaba en sus tiempos (si buscáis una foto de él por ahí, se aprecia perfectamente, más que el ganador de la prueba, parece al que le han invitado sin tener ni idea y que va a llegar el último).

La obra va más allá de la historia deportiva y nos explica el papel que le tocó jugar al pobre Emil, que tras conocer la invasión nazi de su país, vivió la transformación de su país en régimen comunista. En este contexto, el régimen soviético no dudo en utilizarle como icono y en ejercer un control sobre toda su actividad para ese fin. A través de este relato, conocemos también el devenir histórico de Checoslovaquia durante estos años.

Sólo con estos ingredientes el libro ya hubiera resultado de mi agrado, pero la sorpresa ha sido que además el autor sorprende con un estilo narrativo fresco, ligero y dinámico que hacen que la lectura resulte muy amena y te lo leas casi del tirón -sí, también influye que el libro es relativamente corto-. No sé muy bien cómo definir el estilo, cuando me enteré de que el autor para documentarse se había leído miles de crónicas de prensa deportiva de la época dije, bueno, esa sería la definición del estilo, el de prensa deportiva, más o menos. Pero luego pensé que me recordaba más bien a un narrador del nodo. En fin, no sé si la comparación es muy buena, pero el caso es que se tiene constantemente esa sensación, la de que hay un narrador que te va comentando la imagen que te estás haciendo de la narración y eso lo hace un documental muy ameno. Desde luego no es un estilo habitual y para esta novela resulta todo un acierto.

Pues lo dicho, si a alguien le despierta la curiosidad que se anime, que se lee en un pispas.

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