lunes, 10 de septiembre de 2012

Alemania


Desde crío siempre sentí una afición por las carreras de formula 1. Era extraño pues no era una afición compartida por mis amigos y mientras ellos coleccionaban cromos de futbolistas yo intentaba enterarme de historias de ese mundo de los pilotos (no había internet, pero sí bibliotecas…) que me parecía apasionante, eran como los caballeros medievales que se jugaban la vida pero en vez de en un torneo, en una carrera… No se muy bien como me vendría esta afición, puede que influyera, que cuando yo jugaba al futbol o a otros deportes con mis amigos me quedaba en el partido sin moverme, mirando los arboles o cualquier otra cosa que me distrajera y pensando en mis cosas que me parecían más interesantes… Eso a su vez provocaba que cuando echaban a pares o nones para elegir a los equipo a mi me dejaran para el final junto con los gorditos o más torpes… Por lo que supongo que tuve que ampliar mis aficiones deportivas. Creo recordar que lo primero que tuve relacionado fue un comic de Spirou cuya trama se desarrollaba en el transcurso de un Grand Prix.

Algo más mozo, joven y apuesto ;-), empecé a leer historias y biografías de los pilotos de los 40, 50 y 60, auténticas epopeyas que casi siempre acababan en una curva… y empecé a ver las por entonces pocas carreras que echaban por la tele… Y así hasta hoy, que conservo la afición a este deporte pues he de reconocer, que aunque haya perdido todo el romanticismo de las historias que he leído de los Golden Years, me emociono como el primer día cada vez que me quedo sordo la primera vez que vuelvo a oír un motor de carreras revolucionado o noto el olor a goma quemada cuando me aproximo a un circuito…

El caso es que he tenido la suerte de que entre mi circulo de amigos ésta afición la compartimos varios. Digo la suerte, porque esto a nosotros nos viene de lejos, pues ahora se ha puesto de moda con lo de Fernando Alonso, pero nosotros ya planeábamos escapadas para ver carreras antes de esto, y lo seguiremos haciendo cuando Alonso se retire y ya no lo siga nadie por aquí… (Es curioso como somos aquí en España, recuerdo que una vez medio país estuvo paralizado porque podía ganar una medalla de oro un hombre que se acababa de nacionalizar, Juanito Muller, creo que era, y la carrera era de esquí de fondo, deporte de gran calado en nuestro país… cuando se descubrió que estaba dopado y le descalificaron… nadie ha vuelto a ver una carrera de esquí de fondo…)

Pues como os decía, empezamos a escaparnos para ver carreras y poco a poco empezamos a institucionalizar una tradición que no incumplimos desde hace más de una década; una vez al año, elegimos una carrera en un país y nos escapamos para dejarnos caer por allí. Poco a poco hemos ido añadiendo días por delante y por detrás a los propios de la carrera y esta tradición es ya un viaje anual en toda regla que además de la carrera tiene como objetivo pasar unos días juntos desfrutando de las cervezas propias del lugar y ver o visitar los lugares del mismo que nos llaman la atención.

Este año, el lugar elegido fue Hockenheim, pues aunque ya habíamos estado en Alemania el año anterior para tal propósito, la otra vez fue en Nürburgring, que distan bastante el uno del otro y por lo tanto nos permitía planificar un viajecillo distinto por allí.

Aunque llevábamos preparada una buena ruta (de hecho el viaje empezó y finalizó en Suiza) con varias cosillas para ver… la verdad es que, como suele pasar, los planes se cambian sobre la marcha y nos gustó mucho la ciudad de Heidelberg, así que aunque sí que nos desplazamos a algún que otro sitio, estuvimos la mayor parte del tiempo en esta ciudad.

Heidelberg
Heidelberg
Heidelberg fue una grata sorpresa, no la conocía y me encantó la estancia. Es una ciudad pequeña, pero lo realmente interesante es su parte antigua. Está construida a lo largo de la rivera del río Neckar. Al ser ciudad una alargada, en paralelo al río, tiene muy poca anchura y varias calles más largas a lo largo de la rivera. En general se nota que es una ciudad turística pues paseando por sus calles te encuentras a más de un visitante y está llena cafés. Pero lo que nos atrajo especialmente fue su combinación de ambiente estudiantil y bohemio... A la sensación de pasear por la parte antigua viendo el ambientillo de actuaciones callejeras se suman las posibilidades de recorrer el camino de los filósofos o el parque contiguo al castillo. Dos sitios por donde pasear y ver la ciudad desde una zona más elevada y poder desarrollar una buena tertulia con los compañeros a la vez que se disfrutan de unas vistas excepcionales. Por la noche el ambientillo no se queda atrás… El hecho de ser una ciudad estudiantil hace que a altas horas siempre puedas encontrar buen ambiente por la parte antigua y que la tertulia iniciada por la tarde se pueda alargar en un ambiente más “simpático” con alguna copilla de por medio… Me gustó tanto la ciudad que al final tuve que anotar su nombre en esa libreta imaginaria en que a veces apunto ciudades en que no me importaría vivir.

De los otros sitios en que estuvimos, me marcó especialmente la visita a Dachau.

Nunca había estado en un campo de concentración y era algo que tenía pendiente desde hace tiempo. Recuerdo que unos días antes fui a ver la obra de teatro “Proyecto Milgram”. Sin entrar mucho en la obra, había un momento en que uno de los actores disertaba sobre la conveniencia o no de que un campo de concentración se pudiera visitar o y pudiera convertirse en una especie de atracción turística. Yo siempre he estado a favor de que esto sea así, no solo los campos de concentración, sino las evidencias de cualquier otra atrocidad que hemos cometido a lo largo de nuestra historia. Creo en la tópica frase de que conocer la historia es la única manera de evitar caer en los errores del pasado, aunque no soy nada utópico, pues soy consciente de que somos lo suficientemente estúpidos para cometer varias veces los mismos errores antes de aprender de ellos. El ser humano, gracias a su inteligencia ha aprendido a desarrollar los principios claves de su comportamiento en base a la educación y a la enseñanza. No hemos perdido del todo nuestros instintos, que duda cabe, pero comparados con otras especies, nuestro aprendizaje juega un porcentaje mucho más importante en nuestro comportamiento que el que juega en otras especies en donde el instinto es el factor primordial. Por ello, considero que la enseñanza de nuestra historia y sus consecuencias es clave para que podamos seguir evolucionando como especie y de ahí que estoy totalmente a favor de que los campos de concentración se puedan visitar.

Dachau
La visita es una experiencia difícil de calificar. A pesar de que íbamos cuatro, prácticamente no hablamos entre nosotros en toda la visita… Incluso estuvimos en muchos momentos separados, casi sin darnos cuenta, cada uno inmerso en lo que veía y en sus pensamientos. Recuerdo que a mí me llamó especialmente la atención el ver la naturalidad con que me cruzaba en el campo con grupos de colegiales alemanes que de manera distendida escuchaban las explicaciones de su maestro en lo que este les estuviera contando de lo ocurrido allí… No sabría describirlo… me dio cierto curiosidad el saber como les estaría contando a un maestro a sus alumnos un episodio tan espeluznante, pero a la vez me gustaba que se hiciera.

Cuando salí, además de los sentimientos evidentes que te produce la visita a un sitio así, me quedé con una sensación como de haber hecho algo que tenía que hacer, que debería hacer casi todo el mundo…

Siempre piensas en que algo así te podría haber pasado a ti, poniéndote en el lado de las víctimas… Pero cuando piensas en que casi todo un país contribuyó o hizo la vista gorda con algo así… otra pregunta aterradora es también ¿Qué habríamos hecho nosotros si fuéramos alemanes en aquella época…? Tras una visita a un sitio de estos son tantas las cosas que te preguntas ante tanto sinsentido que te tiras unos días un poco tocado…

Bueno, la verdad es que el título de esta entrada era Alemania porque la intención al principio era, como suelo hacer en la sección viajes, hacer comentarios de mis experiencias por allí… Al final me ha quedado una entrada de reflexiones/confesiones en la que de lo que menos he hablado es del viaje… Pero en fin, así es este blog, sólo tiene dos reglas y no he incumplido ninguna, a saber:

1.- Regla 1. Este blog solo tiene dos normas.
2.- Regla 2. La regla anterior la puedo cambiar cuando quiera.

Así que aunque me ha quedado una entrada de viaje un poco atípica… Así la dejo.

4 comentarios:

  1. Lleyendo la descripción de tu visita Dachau me recuerda exactamente a cuando estuve yo allí con los amigos... creo que podría haber escrito exactamente tus mismas palabras...

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  2. Si, creo que le pasará lo mismo a todo el mundo. Te deja tocado y te obliga a pensar y a hacerte preguntas para las que no hay respuesta...
    Un abrazo Edu

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  3. Interesante y variada entrada querido amigo insomne... y muy bien hilada por cierto... me parece una buena idea esa de sus viajes de "excusa" motociclera, y la ciudad de este año, tanto por las fotos como por la descripcon, parece muy bella... Respecto al tema de los lugares del horror, estoy de acuerdo contigo... aunque, como bien dices, somos tan imbéciles y tan malvados como para volver a repetir todo tipo de atrocidades (como se ve cada día) no está de más que todos visitáemos esos sitios y conociésemos esas historias, aunque duelan y espanten... Besitos y gracias por romper las reglas ;)

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  4. Pues sí Vampi, cualquier excusa es buena para justificar un viajecito... Ya ando pertrechando la siguiente...
    Gracias y Besos

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