Los Combates Cotidianos
(Cómic, 2003-2008) De Manu Larcenet.
En original Le Combat Ordinaire.
Decía Robert Lane que “Una vez
cubiertas las necesidades básicas, no es el dinero el factor de aumento de
bienestar, sino otros menos evidentes.” Es decir, que el dinero es
proporcional a la felicidad pero sólo hasta cubrir las necesidades básicas. A
partir de ahí, por mucho que nos empeñemos en querer tener más, el mismo, no
nos dará mayor felicidad sino que lo que lo harán serán otros factores menos
evidentes. Esto es un pensamiento compartido por la mayoría de científicos y
psicólogos.
Ya en 1943, el psicólogo Abraham Maslow formuló la jerarquía de
las necesidades humanas (también conocida como pirámide de Maslow). En ella se establecen cinco niveles de necesidades, según
la cual, las personas, se centrarán en cubrir las necesidades del nivel que no
tiene cubiertas y sólo cuando un nivel de necesidades está cubierto, se
establece la necesidad del siguiente nivel. Los primeros niveles están
relacionados con las necesidades básicas de subsistencia. Los últimos tienen
que ver con el reconocimiento y la autorrealización.
Entendiendo esto se explican algunas
estadísticas que pudieran resultar contradictorias en un principio. Por
ejemplo, que los porcentajes se suicidios se dan en mucha mayor medida en los
países con mejor nivel de vida, que los índices de depresión van en aumento en
los países con mejor renta…
¿Qué está pasando? Pues pasa que
cuando uno no tiene cubiertos los primeros niveles de necesidades, tiene claro
lo que necesita y se centra con todas sus fuerzas en luchar por ello, en luchar
por la supervivencia… Sin embargo cuando esas necesidades ya las tiene
cubiertas, aspira a cubrir las demás… Pero para necesidades como la
autorrealización, no siempre es evidente lo que nos hace falta…
Hoy en día, en los países
llamados del primer mundo, no es infrecuente encontrar a gente que dice que no
es feliz, que está vacía, que no sabe que hacer con su vida, que tiene que
buscar en su interior... De hecho, hay todo un negocio alrededor de ello… Pero
esa insatisfacción no es mala en sí. La insatisfacción es solo la consecuencia
de no tener cubierta una necesidad y si sirve para reflexionar y tomar
decisiones que ayuden a cubrirlas habrán sido una base positiva. El problema es
que muy a menudo mucha gente no sabe como cubrirlas y pasa la vida insatisfecha
buscando la causa y dando bandazos, por no hablar ya de los que caen víctimas
de gente sin escrúpulos que se lucra a cambio de prometer la felicidad o
incluso cae en situaciones más complicadas de infelicidad o depresión.
Estas insatisfacciones de los que
tenemos la suerte de tener las necesidades básicas cubiertas han de ser sólo la
alarma que nos haga reflexionar y abordar cambios en actitudes u objetivos. Son
la señal de que nos alejamos de lo que realmente necesitamos e insisto, es
bueno que sea así si nos hace reflexionar y adoptar medidas para cubrir
nuestras necesidades. Estas insatisfacciones, la búsqueda de sus causas y los
medios para cubrirlas, son nuestros combates cotidianos.
Los Combates Cotidianos de Manu
Larcenet es un cómic en el que se nos presenta el día a día de Marco, un
fotógrafo de guerra con cierto éxito que sin embargo ha perdido la motivación y
decide dejar por un tiempo el trabajo para dedicarse a fotografiar otras cosas,
aunque no sabe muy bien el qué. Tiene un miedo atroz al compromiso lo que le
hace no profundizar en ninguna relación sentimental. Acaba de dejar a su
psicoanalista, al que lleva visitando años buscando en el pasado respuestas
para un presente que encuentra vacío sin obtener resultados. Sufre ataques de
ansiedad que le provocan inseguridad en sí mismo.
En el cómic, se nos presenta como
es su relación con sus padres, en la que tiene algo de frustración que no sabe
definir, o con su hermano y su cuñada, quizás el único con el que se encuentra
a gusto fumándose petas pues le acepta sin cuestionarle. También van surgiendo
nuevos personajes, como una veterinaria con la que inicia una relación, un
anciano que se encuentra por el campo, los antiguos compañeros de su padre en
los astilleros… Todo este conjunto de personajes se interrelaciona con Marco de
distinta manera. No hay buenos ni malos, simplemente distintas personas con sus
distintas casuísticas. De hecho el cómic no tiene un hilo conductor más que el
de las autorreflexiones de Marco. El resto no es más que el retrato de sus
combates cotidianos, en los que lucha por superar sus insatisfacciones cuando
encuentra las causas o simplemente convive con ellas cuando no lo hace.
La historia no evita entrar en
ningún tipo de debate, moral, político, social… pero no hace juicios de valor.
Simplemente los argumenta e interpola los distintos puntos de vista ante todos
ellos sin definirlos como buenos ni malos, sino explicando, a través de los
personajes, el porqué de su existencia.
El dibujo, que a mí me ha
enganchado, puede parecer el de una viñeta cómica, pero nada más lejos de la
realidad. Aunque no faltan los detalles de humor, es en realidad una novela de
gran profundidad con tintes existencialistas. Es increíble como el autor
consigue generar tanta reflexión en el lector sin buscar una historia singular
o una trama fuera de lo cotidiano. No tiene un principio ni un fin. El cómic
empieza en un momento concreto del día a día de Marco no distinto a cualquier
otro y finaliza en otro punto, en el que ha salido victorioso de algunos de sus
combates, en otros sigue en ello y otros nuevos han surgido.
Esta novela gráfica, compuesta de
cuatro tomos, tiene varios premios y ha sido muy alabada por la crítica. Decir
que algo merece mucho la pena siempre crea una expectativa que luego suele
decepcionar a los demás, pero de verdad, es de lo que más me ha gustado que haya
leído últimamente… Aunque tampoco sabría definir muy bien por qué.
A través de los combates
cotidianos de Marco, el autor consigue que nos cuestionemos muchas cosas, o si
no que nos las cuestionemos, al menos que le demos vueltas a algunas de ellas y
quizás, que encontremos alguna pista que nos ayude a superar algunos de
nuestros propios combates cotidianos.